sábado, 27 de junio de 2009

Tetuán: Entre andaluza y morisca


Tetuán, en el fondo podría ser cualquier pueblo andaluz. Es tanto árabe como andaluza, es mestiza, o mejor dicho, cada vez lo es menos. En Tetuán el estilo morisco y andaluz se dan la mano. Todavía gran parte de la población habla el español, aunque cada vez son menos. Son muchos los lazos que unieron a España con Tetuán, desde la arquitectura hasta la música andalusí, pasando por la capital del protectorado español (1913-1956)




Como en todo Marruecos, nada es fácil, y e llegar a Tetuán desde España, tampoco. Lo simple puede ser lo más complicado y cruzar el paso fronterizo para un europeo entre Ceuta y Marruecos en coche puede ser todo un suplicio de colas al sol, papeles y papeleos. Siempre me ha intrigado saber si el trabajo que hace el funcionario fronterizo de revisar una y otra vez el pasaporte, de transcribir un ilegible formulario, donde el turista accidental debe rellenar con unos datos que a pocos le importa : ¿a quien le importa como se llama mi padre o mi madre, que profesión tengo o cual es mi residencia?. Tras hacer el esmerado funcionario las correcciones oportunas en el impreso, como los antiguos maestros de la EGB, boligrafo rojo en mano, procede a grabar todos y cada uno de los datos en un vetusto ordenador. No puede dejarme de venir a la memoria esos funcionarios del proceso de Kafka, tanto trabajo ¿para que?


Hay tres maneras de sortear esta pérdida de tiempo: la primera es la más práctica: entrar sin coche, la segunda es más pragmática: dejar un billete de diez euros en el pasaporte. La tercera es la más romántica: ir en barco de Tarifa o Algeciras hasta Tánger, no te libras de hacer cola, pero como en el barco, que es donde se hacen los trámites aduaneros, el funcionario aguerrido no dispone del correspondiente ordenador, los trámites se simplifican. Hay una cuarta, que pude descubrir un día, pero no está al alcance de muchos: pasar un en coche con matrícula diplomática.

Una vez superado los trámites aduaneros, llegar a Tetuán, es algo más sencillo y siempre no tengas miedo de morir joven en un accidente de tráfico, o al menos puedas controlarlo. Es toda una experiencia hacer el recorrido desde el paso del Tarajal o Tánger en un viejo mercedes, a toda velocidad y haciendo adelantamientos increíbles; el miedo aumenta si de vez en cuando el taxista de da un trago a una petaca escondida debajo del asiento. Todos los taxistas tienen el mismo modelo de taxi, algo que tiene su explicación: primero pocos turismos podrían aguantar el mal estado de las carreteras a no ser porque estos mercedes asemejan a un tanque y segundo, si todos tienen el mismo modelo es más fácil encontrar repuestos. Ida y vuelta sobre 30 €. Ahora si quieres pagar menos, puedes permitir que el taxista recoja a algún lugareño por el camino. A esto los economistas le llaman economía de escala.

Tetuán: en el fondo es un pueblo andaluz. Su arquitectura andaluza, de edificios con paredes blancas y ventanas verdes te recuerda a cualquier pueblo andaluz. La plaza del Hassan II, que une la ciudad antigua con la moderna, siempre vallada, les recuerda a los súbditos rifeños quien es el rey. (mejor quien era el padre del rey).Tetuán, es el límite, pasado Tetuán no existe el Estado. Es un ejemplo más de los efectos de la descolonización de África., donde las fronteras de los nuevos estados se dibujó sobre un mapa en suelo europeo. De lo contrario el sueño de Mohammed Ben Abdelkrim, el sueño que por 6 años se hizo realidad: La República Confederada del Rif (1920-1926). Abdelkrim fue un antecesor de otros hombres que lucharon por la independencia de África, Ben Bella, Nasser, Sékou Touré, Patricio Lulumba o Kabila. Todo lo contrario que Mohammed V, que fue un arribista.

jueves, 11 de junio de 2009

Tanger, la puerta de África.


África es un continente demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta, un cosmos heterogéneo de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos África. En realidad, excepto por el nombre geográfico, África no existe” (Ryszard Kapuscinski)

Tanger, la puerta de África para Europa. De origen fenicio, a igual que Gades, su vecina del Norte, fue ocupada posteriormente por los cartagineses y después por los romanos. Entre los siglos XV y XVI la ciudad pasa de manos españolas a portuguesas, hasta el matrimonio de Catalina de Braganza con Carlos II de Inglaterra, Tánger pasa a ser ciudad inglesa . Vencidos los ingleses en el año 1684, dejan la ciudad en manos de los musulmanes. Con la conferencia de Algeciras (1906) de produce el reparto colonial entre las potencias europeas de Marruecos. Tánger como puerta de África fue codiciada por todos, lo que llevó al acuerdo entre Reino Unido, España y Francia de convertirla en declararla ciudad internacional, conduciéndola a su mayor apogeo histórico, fue administrada por una decena de países bajo la vigilancia del mendub (representante del sultan). Tánger se convierte en un foco de atracción de todo tipo de artistas e intelectuales: Tennese Williams, Kees van Donge, Paul Bowles, Jean Genet, Paul Morand, Matisse... Durante la Segunda Guerra Mundial Francia y Reino Unido dejan la administración en manos españolas, retomándola en 1947. Tánger es el centro de las reclamaciones de independencia de Mohammed V. La proclamación de la independencia acabó con los años dorados de Tánger.

África, Marruecos, Tánger, está llena de contrastes. Puedes estar paseando por su impresionante Bulevar Pasteur, entre cientos de terrazas atestadas y tiendas de moda, y a pocos kilómetros estás en el paleolítico. Tánger es decadente, tal vez sea el principal atractivo que le encuentro. Me imagino como debería de ser esta ciudad cuando era ciudad libre, contemplando su Teatro Cervantes en estado ruinoso, sus hostales junto al puerto con nombres de ciudades españolas caídos en desgracia frente al puerto, su plaza de toros. En Tánger todo es decadente, y si no lo es, está estancado. Esto es Marruecos, esto es África.


Aún así, Tanger es una ciudad activa, lleva de vitalidad, como casi todas las ciudades de Marruecos, parece que nunca descansa, sus zocos parecen estar abiertos las 24 horas del día, las campesinas bereberes, ataviadas con sus llamativos gorros de paja y faldas de colores, no paran de subir y bajar, de traer y llevar sus mercancías para venderlas en cualquier esquina; los obreros, agrupados por gremios y con sus herramientas, esperan en la plaza 9 de abril que cualquier empresario venga a buscarlos y el continuo canto del almuecín incansablemente llamando a los pocos fieles a la oración, indican que aún Tanger está viva.

martes, 2 de junio de 2009

Paseos por el Norte de Marruecos: Assilah



Son poco más de 14 kilómetros los que nos separa Europa de África, pero el primer consejo que me dio un buen amigo al llegar a Tanger es que las distancias en Marruecos, no se deben de medir por kilómetros.








Assilah en árabe o Arcila en castellano, Tanger, Tetuan y como punto final la ciudad prohibida de Xauen o Chefchauen es un buen comienzo para quien desee sumergirse en este país que en un instante te puede fascinar y un segundo después lo puedes odiar.







Assilah, ciudad hispanomorisca, amurallada, atlántica y costera, sus murallas al borde del mar fueron construidas por los portugueses en el siglo XV. Actualmente Assilah es una ciudad bulliciosa, de unos 20.000 habitantes, con un importante puerto donde atracan pequeños barcos dedicados a la pesca artesanal. Rodeada de extensas playas de arenas finas, aún resiste a la especulación urbanística, cuyos devastadores efectos empiezan a observarse al Este de Ceuta.







Entre sus lugares más bellos está el pequeño cementerio, cuyas tumbas alineadas a la Meca, se encuentran al borde de las murallas, sobre el mar y recubiertas por coloridos azulejos. Su casco antiguo es de calles estrechas, paredes encaladas y ventanas remarcadas de añil.







Assilah, es frecuenta por una gran variedad de pintores marroquíes, que no han dudado en dejar sobres sus paredes muestras de sus obras.








Bien comunicada por carretera con Tanger y por poco menos de 30 euros un taxista al volante de un destartalado mercedes te llevará, te esperará durante todo el día y por la noche te traerá de regreso a Tanger. Un consejo, siempre te van a pedir más del doble por todo, desde la comida, pasando por los hoteles más lujosos, hasta la más insignificante baratija, no dudes en regatear. Comer no es ningún problema, por pocos euros y en sus numerosos restaurantes se puede disfrutar de una gran variedad de pescados y mariscos. Tras la copiosa comida y si no eres escrupuloso y sobre todo no sufres de diabetes puedes continuar con los típicos pasteles árabes que pequeños hombrecitos venden por la calle, portándolos en una bandeja sobre su cabeza. Para finalizar en coma diabético té verde con hierbabuena con extra de azúcar.