lunes, 31 de agosto de 2009

Mis calas favoritas: Cala de la milla de plata

Donde la provincia de Cadiz empieza a limitar con la de Málaga, entre Torreguadiaro (San Roque - Cádiz) y la bahía de San Diego y Punta de la Chullera (Málaga) existe esta pequeña cala, en el mar Mediterraneo. Incomprensiblemente, ha sobrevivido a la especulación inmobiliaria desde los años 70 que ha expoliado la costa.La cala de la milla de plata, toma el nombre de un pequeño hotel que se encuentra en el extremo de la cala; situada al pie de la antigua carretera N-340.


Probablemente no sea de las playas más bonitas, ni destacará por sus aguas transparentes y su fina arena dorada y mucho menos por sus aguas cálidas. Pero es uno de los pocos rincones vírgenes de la Costa del Sol.
Playa familiar en los fines de semana, donde los domingos no faltan los entrañables domingueros, con sus neveras, mesas, grandes sombrillas y su tabla de parchis. Pero entre semana se convierte en un agradable y cálido rincón y protegido del tenaz levante. De unos años para acá el acceso se realiza por una pasarela de madera, por lo que ya se evita la antigua y peligrosa vereda de cabras que daba acceso a la cala.

viernes, 7 de agosto de 2009

Consejos para viajar a la Calabria: 'Nduja


Podría hablar de la A3, la autopista que debería conectar Salerno con Reggio Calabria, la primera piedra se puso en 1962, està previsto que se finalice en el 2013. Podría hablar de Don Diana, de Savianno, o del pizzo, tambièn podría hablar del "no gobierno" o porqué Cristo se paró en Eboli.

Pero prefiero hablar de la Nduja. Un forastero se sienta delante de una carta en un restaurante, junto al mar, perdido en Calabria. En la carta le llama la atención un plato: "pasta fatta in casa con nduja (picante)". Joder, piensa, esto debe de merecer la pena. Una vez puesto el plato delante en su mesa y tras probar, comprende en que han invertido todos los millones de pimientos picantes puestos a secar en Calabria: en hacer la nduja.

El forastero tiene un dilema: hacer de las tripas corazón y comérselo o por el contrario, comerse su propio orgullo y avandonarlo en la mesa.

A la mente le viene una noche calurosa en Jaipur, la ciudad roja, India, cuando en un pequeño restaurante vegetariano sigh, elige entre su variada carta unas lentejas verdaderamente ardientes. Esta vez en vez de comérselas, optó por comerse su propio orgullo y ahora no está dispuesto a cometer el mismo error.
Por lo que sin pensárselo dos veces, con una mano agarra el tenedor, con la otra una jarra de cerveza y se dispone a disfrutar su suculento plato de pasta fresca con Nduja.